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El Eternauta ya puede contarse entre uno de los grandes éxitos de Netflix. La adaptación de la obra homónima de Héctor Germán Oesterheld publicada por primera vez en 1957, casi de inmediato, se convirtió en uno de los contenidos más vistos de la plataforma. Razones no faltan. La interesante combinación entre ciencia ficción pura, mensaje político y un apartado cinematográfico impecable, sorprendió al público. Incluso los que temían que una versión contemporánea del clásico argentino pudiera restar relevancia al material original.

Pero lo cierto es que El Eternauta, capta lo esencial de una historia convertida en clásico generacional. La travesía de Juan Salvo (interpretado por Ricardo Darín), para sobrevivir a una misteriosa nevada tóxica y después a una violenta invasión alienígena, es tan relevante como la original. En especial, gracias a que el guion de Bruno Stagnaro y Ariel Staltari, reflexiona sobre los mismos temas que el original. Del poder colectivo a la lucha contra un poder invisible, empeñado en tomar el control del mundo.

De modo que la obra llega a la plataforma de Netflix con todo su potencial para explorar de una manera por completo nueva en la ciencia ficción con tintes apocalípticos. A vez, para rendir tributo — a pesar de los inevitables cambios — a la obra en que se basa. Para explorar en este último punto, te dejamos las cinco diferencias entre el cómic y la serie. Desde la edad de su protagonista hasta la forma de enfocar la lucha comunitaria. Se trata de un repaso por los puntos más fuertes de la adaptación y el motivo de su éxito actual. 

La época en que transcurre la invasión

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Por supuesto, uno de los grandes cambios en la adaptación de El Eternauta, es la época en que ocurre el relato. En el original, publicado en 1957, la acción se desarrolla en Buenos Aires de ese mismo año. Una decisión que permitió a su creador Héctor Germán Oesterheld explorar en las pulsiones y tensiones de su época con especial precisión. En especial, al poner el énfasis de su premisa en el poder colectivo contra el totalitarismo. Una metáfora más que evidente al caldeado clima político de Argentina de la década. 

 

Para su adaptación, la novela se traslada a la actualidad. No obstante, a pesar de eso, el ingrediente político de la historia continúa siendo de enorme importancia. En el primer episodio, pueden verse diversas manifestaciones de descontento social en una Buenos Aires abrumada de pesares contemporáneos. 

Pero las referencias a la situación actual de Argentina no terminan allí. Desde un enfoque directo al fenómeno de la migración latinoamericana que actualmente acoge el país, hasta el trasfondo de la guerra de las Malvinas. La serie combina a la historia original con una nueva perspectiva de enorme interés social.

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