Analizamos las razones por las que la nueva película de Todd Phillips está teniendo tan mala recepción del público y la crítica.
Joker: Folie à Deux (o Joker 2) llegó a los cines semanas atrás y, a pesar de haber sido una de las películas más esperadas del año, no cumplió con las expectativas del público y la crítica. La secuela dirigida por Todd Phillips y protagonizada por Joaquin Phoenix y Lady Gaga está siendo un desastre en taquilla y recibiendo mucho comentarios negativos… ¿Por qué?
Lo cierto es que Joker 2 está lejos de ser una mala película, aunque se aleja bastante de la primera entrega de 2019 que se convirtió en un éxito absoluto. Esto parece haber sido la condena total para la segunda, que aborda desde diferentes perspectivas y tonos la continuación de la historia. A continuación analizamos por qué Joker 2 recibió tantas malas críticas.
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Su reflexión sobre la maldad
Esta secuela parece reflexionar acerca de lo que se plantea en la primera entrega. Sin ser explícito, el primer film “justifica” la maldad del Guasón al mostrarlo como víctima de una sociedad corrompida, de una familia enferma y violenta y de una patología mental. Así, lejos de ser condenado socialmente por sus crímenes, se convierte en un ídolo popular.
En este film, la idea central es la pregunta de si este personaje está realmente disociado entre Arthur Fleck y Guasón, siendo que los crímenes los comete el segundo y el primero es solo una víctima de la esquizofrenia. Este es un aspecto psicológico y moralmente muy interesante -que además es presentado en el corto animado que inicia el film-, que parece poner en duda la posibilidad de “justificar” al asesino.
De todos modos, esta reflexión quita el costado de villano heroico y de figura de consumo pop, por lo cual el personaje se vuelve más deprimente y menos atractivo. Posiblemente, lo que le sucede al personaje de Lee haya sido lo que le pasó a gran parte del público: si se mata la fantasía, se mata el amor y la admiración.
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La ausencia de referencias populares
Mientras Joker se presentó como un cóctel de referencias y relecturas del cine de Martin Scorsese, específicamente de El rey de la comedia y de Taxi Driver, esta segunda parte no ofrece referencias tan palpables para el gran público.
El alejamiento del cine mainstream
Esta secuela es lenta, de larga duración, con muchos momentos sin diálogos, reflexiva y por momentos errante en su trama. Por un lado, juega entre la realidad y la ficción constantemente: las escenas se dividen entre lo que Arthur imagina -ahí es donde ingresa el musical- y lo que sucede realmente, por lo cual no es una narración lineal.
Por el otro, y a diferencia de su antecesora, se aleja de los estándares mainstream y del cine de entretenimiento. Si bien no es una propuesta de vanguardia o cine arte, sí es sombría, con una fuerte crítica al sistema de salud mental y la exhibición constante de una persona en completa depresión y desarrollo de su patología psiquiátrica. El musical no mitiga esto, por el contrario, casi siempre lo refuerza.
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La extraña mezcla de géneros
En concordancia con el punto anterior, Joker 2 es bastante difícil de definir. Posiblemente uno de sus puntos más débiles es que no llega a desarrollar del todo los diferentes “géneros” por los que navega.
Es una película que por momentos es musical, aunque las canciones son parte del acervo popular (jazz de los ’80 y ’70) y no un medio narrativo que reemplaza los diálogos. Por otro lado, es un drama psicológico que tiene como escenario principal un hospital psiquiátrico, pero tampoco este aspecto se desarrolla a fondo. Y hacia la mitad, el film se convierte en un drama judicial.
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