Folk/Acoustic – Popular Music – Rock/Punk
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Pierre Welsh & The Oaks nos presenta su tema «Je laisserai ma trace»
Explorar, investigar. Yendo de viaje, muy lejos. Volviendo con los bolsillos llenos de fragmentos de realidad pronto transformados en canciones afiladas, el compositor Pierre Welsh lleva toda su vida haciendo esto. El hombre es enigmático, discreto, pero traza un rumbo recto como el mástil de un barco.
La expedición del momento se llama OAKS: es una banda de rock, poderosa, soberana, pero más que eso, un colectivo artístico, donde cada uno crea intuitivamente, durante sesiones en vivo de gran libertad, pero donde escuchar al otro marca el tiempo y el momento. Hijo de la música rock desde los años 90 con las bandas Chelsea y Melville, Welsh ha atravesado las décadas con proyectos de composición que adoptan a veces la musicalidad del idioma inglés, a veces la agudeza del francés, apareciendo solo en el escenario esporádicamente como en la Maroquinerie o La Boule Noire.
Atormentado por una cierta idea de belleza, alimentada tanto por autores rusos como por la poesía estadounidense, Pierre Welsh maneja la oscuridad y la espada; elige estar ahí, intensamente, y luego ausentarse al momento siguiente, a la manera de un Salinger o un Terence Malick… ¿Fue la necesidad de libertad lo que llevó al inclasificable compositor a fundar December Square, un «music house» y espacio creativo? OAKS ya ha producido dos álbumes de estudio y un EP en vivo, dando lugar a críticas que se refieren a los más grandes:
«Lo mejor que Francia ha producido en el género y más allá. Entre dos toques de Bashung, las referencias son numerosas y hábiles»… ROLLING STONE o »Elegance pop a la manera conquistadora».
Cristián Eudeline.
Je laisser ma trace es una canción sobre la triangulación del deseo: un hombre se dirige a su esposa y descubre su relación con otra. Hay un desplazamiento, un desplazamiento gradual: rechazo al principio, luego fascinación y, finalmente, una injerencia fantaseada o real del narrador en la relación romántica de las dos mujeres.
Las voces resonantes de Pierre Welsh y Lila Tamazit, muy sin aliento, vienen a encarnarlo en un juego de espejos -ya no sabemos quién es quién, quién provoca a quién-, lo que se suma a la ambigüedad venenosa y esquizofrénica de la pieza. Un ritmo envolvente y una guitarra inquietante y blues sirven sutilmente a la atmósfera misteriosa y sensual de la canción. Entre Gainsbourg y Lynch, cada uno encontrará el suyo.