Un grupo de especialistas profundizó sobre la relación entre la música y el cerebro. Repasamos algunos de los planteos.
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No hay dudas de que la música puede alterar estados de ánimo. Muchas veces, escuchar una canción ayuda a relajarnos, a ponernos de buen humor, o, por el contrario, lleva a sentirnos tristes. La ciencia ha explicado las razones y hasta dio ejemplos con listas de canciones relajantes, aquellas que producen felicidad y aquellas que pueden transmitir tristeza.
La música puede ayudar a nuestra salud mental. De hecho, hace un tiempo nos hicimos eco de un artículo en el que una psicóloga explicaba por qué escuchar metal podía reducir el estrés y las emociones negativas. Ahora, un grupo de especialistas profundiza sobre la relación entre el cuarto arte y el cerebro.
Según explican desde Classical Music:
“La música es única en involucrar simultáneamente más áreas del cerebro que cualquier otra actividad de la vida diaria. Las regiones incluyen aquellas partes del cerebro involucradas en la audición y la escucha, el movimiento, la atención, el lenguaje, la emoción, la memoria y las habilidades de pensamiento y, de manera única, los cuatro lóbulos de los hemisferios cerebrales y el tronco encefálico. La música no solo involucra múltiples partes del cerebro, sino que las ayuda a trabajar juntas. Tocar y escuchar es indiscutiblemente una forma poderosa de estimular el cerebro y le da al cerebro un entrenamiento total, apoyando así la salud mental”.
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“La música es importante para promover el bienestar mental, una piedra angular de la salud del cerebro que requiere el equilibrio de poderosas emociones negativas y positivas. En general, el efecto positivo de la música es el resultado de su impacto en el estado de ánimo (emociones duraderas) y la excitación (activación fisiológica), y el disfrute del oyente”, continúan.
Cuando escuchamos una canción podemos bailar, saltar, fingir que tocamos instrumentos en el aire, cantar lo más fuerte posible y reír. Pero también puede pasar lo contrario, podemos llorar o reflexionar de manera nostálgica, independientemente de la letra. ¿Por qué?
“El impacto emocional de la música parece estar determinado por su tempo y el modo (tonalidad). La música de tempo rápido y de modo mayor tiende a evocar un estado de ánimo positivo/feliz y niveles de excitación más altos, mientras que la música de tempo lento y de modo menor evoca un estado de ánimo más negativo/triste y niveles de excitación más bajos”,
Explican desde Classical Music.
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